El estallido social el 18 de octubre de 2019, en Chile, fue una maquina que se desmoldó de las formas que el poder ejerció sobre su organismo, en un plan de fuga al secuestro que lo ha mantenido sujeto en las redes de producción capitalista, y que organizaron toda su existencia. Donde fue desapareciendo la mirada del otro, que se a refugiado en los bordes del rostro, que transita entre la tristeza y la alegría. Buscando en la mirada del otro, la manifestación de la vida que se expande por el mirar desde la profundidad del Cosmo al caos, que hace al Mundo huir.

 

(...)Procesos de des/monumentalización(...)El movimiento ciudadano se manifestó(...) (...)el símbolo que desenmascaró la paradoja de la libertad, que esconde el modelo neoliberal, que trasvierte el poder/tener como un símil de la libertad. El sistema de explotación neoliberal de forma inteligente controla al sujeto, por el juego, las comunicaciones y la evangelización del capital psíquico, capturado a través de las emociones, manteniendo con estos dispositivos el control de la vida y de su rendimiento.