El abrazo de los espíritus, realizado a fines de los años ochenta, y principio de los 90; se compone de maderas quemadas y, en parte, restauradas. Estas piezas fueron ensambladas y acopladas sin intervenciones adicionales, manteniendo su precariedad y flexibilidad conceptual. Con la particularidad de poder ser desarmadas y reconfiguradas de manera azarosa y sin costuras inamovibles, la obra deshace toda amarra, buscando siempre nuevas formas de estabilidad en un mundo que se rearma y desarma continuamente.

Su configuración totémica y su carácter azaroso hacen que la obra conserve su concepto esencial, pero se manifieste siempre como una entidad singular y única en cada montaje. Este conjunto de trabajos ha sido expuesto en destacadas instituciones chilenas, como el Museo Nacional de Bellas Artes de Chile, el Museo de Arte Contemporáneo de la Universidad de Chile, el Instituto Cultural de Las Condes, la Galería Nexo, y Museo del Chopo(México). Además, obtuvo la Beca Amigos del Arte a principios de la década de los noventa, reconocimiento que consolidó la relevancia de esta serie en la escena artística nacional.

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